Ponerte cualquiera de las películas de la saga que, probablemente, más haya marcado a toda una generación e incluso a las que han venido después y que se te ponga la carne de gallina solo con escuchar la fanfarria inicial de John Williams es todo uno. El problema llega cuando, nada más empezar lo que llamaríamos acción, se te viene todo ese subidón abajo, no de golpe claro, pero si paulatinamente cuando tu cerebro empieza a recordar por qué este inicio de la historia de Darth Vader, porque eso es lo que son las primeras seis películas, por mucho que nos molen Han, Leia, Luke, Chewie, etc. no te convenció en su momento.
Estéticamente es lo que esperas, con esos Jedis que siempre han demostrado no necesitar más que ropa simple para protegerse de cualquier cosa, porque a ellos, claro está, no los toca un disparo de blaster, o lo que sea, salvo que ellos quieran; unas naves y androides que también encajan a la perfección con lo que se grabó en nuestra memoria con la trilogía original y con localizaciones espectaculares como la ciudad sumergida de los Gungan —que luego curiosamente tienen unas armas y un ejército pensado completamente para luchar en la superficie— o tan familiares como el Tatooine de Anakin y ese ser, Wato, al que no le afectan los poderes mentales de los Jedi y que te hace pensar ahora en perspectiva, si no habría sido lógico que los usaran a ellos como asesinos cuando el imperio quería erradicar a la orden del universo conocido. Divagaciones mías en todo caso.
Pero la verdad es que esas elucubraciones vienen en parte por uno de los grandes fallos de esta primera cinta de la segunda trilogía de Lucas, que demuestra que el creador de la franquicia más rentable jamás creada no debió encargarse en 1999 de una de las partes más importantes, si no la más, de una historia como esta que todos queríamos conocer, el guión. No voy a decir que en el trío de películas originales fuera sublime pero si que sabía llevar mucho mejor los tempos de lo que es un film de aventuras. Pero no solo eso, no se consigue algo que si tuvieron los personajes de hace ya casi cuarenta años, alma y de eso, parte de culpa la tiene el trabajo de guión.
No obstante, vamos a ser justos y decir que esa ausencia de profundidad, de sentimiento, que nos hace muy difícil, por no decir imposible, identificarnos con casi ninguno de los personajes, se debe también a uno de los repartos menos motivados que yo recuerde en una superproducción de este calibre. Liam Neeson y Ewan McGregor no se creen ni a sí mismos y son principalmente soportables en los momentos de combate, donde destaca el final con Darth Maul —un villano cuyo único mérito para ser recordado es el original maquillaje de tatuajes tribales y que carece de toda la fuerza de Vader en pantalla— pero dan vergüencita ajena las más de las veces.
Una Natalie Portman a la que es difícil exigirle gran cosa bajo esos vestidos en que la embuten en muchas de las escenas y que mayormente también se dedica a tener sonrisas bobaliconas en varios momentos; Jar Jar Binks, que aunque digital trata de sustituir el rol humorístico que tan bien realizaban R2-D2 y C-3PO, quedándose en un payaso sin gracia casi todo el tiempo, aunque tampoco considero que haya que matarlo como muchos; el peor de todos, no obstante, y a pesar de que disfruta de muy pocos minutos, es sin lugar a dudas Samuel "voy de Jedi en plan bad ass, nigga, como te pases un pelo llamo a mis colegas del sistema Harlem y te apalizamos" L. Jackson, que se ve patético en muchas de las escenas con una desgana y medio espatarrado ahí, que te dan ganas de darle una guantá.
Y esto es así, damas y caballeros. "La amenaza fantasma" consigue ser una buena película de entretenimiento a pesar de las muchas fantasmadas, valga el juego de palabros, gracias a un John Williams que está a la altura como compositor, una carrera de vainas quizá demasiado larga pero que es lo mejor de la cinta y a algunas batallas.
Por lo demás, está muy lejos de las originales y esperemos que lo esté también de la séptima que llegará en breve y que deseo no sea una decepción como lo fue esta en su momento.
Sin duda lo mejor es la carrera de vainas y si es verdad que yo eche de menos algo mas de profundidad en los personajes. Eso si, para tarde de domingo con palomitas, vale, es entretenida. Buena reseña 👍🏻
ResponderEliminarYa se que no es la obra maestra y tiene muchas cosas erradas. Pero vaya que te emociona en muchas partes: La carrera de vainas, la batalla de los gungans y por dios!! Darth Maul que casi no habla, pero que tiene presencia con solo su mirada y ese duelo de espadas,,, uff, espectacular. Le tengo mucho cariño a Episodio I.
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