Antes de dirigir la que con seguridad es su película más recordada, "El maquinista", Brad Anderson nos trajo esta historia que a mi siempre me ha gustado, desde que la vi en el cine en el momento de su estreno, aunque sé que soy de los pocos. Es un film que recibió y recibe por todos lados aunque demuestra que este realizador, al igual que yo, siente cierta debilidad por el tema de la mente humana, pues no en vano ambas cintas se basan en eso.
Tomar las decisiones que toma uno de nuestros protagonistas, bajo la presión de la necesidad de dinero y de otros temas personales, que no voy a mencionar por no dar pistas de ninguna clase de cara a quienes no hayan visto y quieran ver este thriller con toques de terror, es el caldo de cultivo ideal para que todo salga mal en cuanto se cometa el más mínimo error.
El entorno en que tendrán que realizar su labor esta cuadrilla de obreros tampoco es el más idóneo, un psiquiátrico abandonado que irá atrapando a alguno de ellos en sus oscuros secretos, dando lugar a las mejores y más inquietantes escenas, que te hacen pensar si es un tema sobrenatural lo que acaba dominando sus mentes o es la más pura y simple locura.
Con esa ambivalencia es con la que juega Anderson a lo largo de prácticamente todo el metraje, sobre todo a partir de la aparición de unas antiguas grabaciones que son las que dan su nombre a la película, pues se dividen en sesiones, siendo la última la nueve. Recomiendo en este sentido disfrutarla en VO porque verdaderamente algunas de las voces ponen la carne de gallina.
Con un reparto prácticamente desconocido por aquel entonces para el gran público, salvo quizá David Caruso, y un Paul Guilfoyle que, curiosamente comparten el haber sido parte de CSI Miami y Las Vegas respectivamente, pero que cumple a la perfección para una producción que sin lugar a dudas no debió gozar de un presupuesto de esos que te permiten tener una cara en cartel que atraiga a las masas.
He de reconocer que yo lo pasé bastante mal con ella la primera vez que la vi allá por el 2002, como me pasó hace no mucho con Sinister, porque a pesar de que puedan tener un trasfondo que haga pensar, de manera más o menos evidente, en que hay poderes que mueven los hilos, lo que de verdad inquieta es la parte más real y que, al menos para mi, es muy malrollera. Session 9 además cuenta con algunas imágenes de esas que se te quedan grabadas sin importar si la cinta te ha parecido mejor o peor, como la que ilustra su cartel por ejemplo.
Esta no es de las que os recomiendo porque sé que en lo que a ella se refiere soy un bicho raro y estoy bastante solo en valorarla tan bien, cuando la mayoría echa pestes de ella. Incluso me he llevado una enorme sorpresa al ver que en Sitges se llevó el premio al mejor director. Si le dais la oportunidad espero que no me piten mucho los oídos cuando os acordéis de mi.
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