Qué bien sienta ponerte a ver ese cine patrio que demuestra lo buenos que somos haciendo humor absurdo o viceversa y lo bien que sabemos hacer reír con lo cotidiano sin recurrir a lo de siempre, Guerra Civil, sexo o gracias chusqueras. Y encima el tema que se trata en este film está de actualidad a día de hoy, porque lo de los bancos y cómo actúan mirando solo en su propio beneficio está genialmente plasmado aquí en la figura del nuevo director de la sucursal donde trabajan nuestros atracadores por un día o de andar por casa, de ambas maneras se les define muy bien.
La verdad es que las situaciones que se van produciendo desde que a uno de nuestros protagonistas se le ocurre la genial idea de marcarse un "Dioni" son a cada cual más hilarante y muestran desde el principio el tipo de banda ante la que nos encontramos, una de esas que sabes que al final, de una manera u otra algo saldrá mal y lo estropeará todo.
Un grupo de personas de bien cuyas aspiraciones de cara a un futuro son, si se miran detenidamente, las que casi cualquiera tendría aun sin ser un millonario de esos que les sale el dinero por las orejas, no pueden más que acabar resultando risibles a la vez que tiernos, como en cada reunión de las que hacen para planificar el atraco, en las que vemos que en el fondo ninguno de ellos tiene ni las suficientes luces, ni la maldad necesaria para acometer una empresa como la que se proponen.
Desde la elección del conductor para la fuga, pasando por el encargado de conseguir las medias que les permitan no ser reconocidos hasta la propia vida que se adelanta, todo es un cúmulo de despropósitos que nos hará pasar un muy buen rato frente a la pantalla a poco que tengamos ganas de reírnos y olvidarnos del día a día. Todo está montado para que el espectador pueda disfrutar sin complicaciones.
Es evidente que el fantástico reparto con el que contó Forqué, con pesos pesados de nuestro cine clásico como José Luis López Vázquez, Cassen, Gracita Morales, Manuel Alexandre y Alfredo Landa tiene gran parte de culpa de que el resultado final fuera tan redondo, creando nuestro propio Ocean's Eleven dos años después de que se estrenara la que dio pie al remake de Clooney. Porque cierto es que no es coincidente en todo ni mucho menos pero de algún modo es una versión cutre de eso, de actuar de algún modo desde dentro para dejar con un palmo de narices al banco o a la banca, según el film.
He de decir que me divertí muchísimo con su visionado y que hay muchas escenas que son inolvidables y muestra de que, cuando se quiere hacer algo así, no se puede uno andar con aficionados porque si no puede acabar el tema pareciéndose más a un chiste que a un asalto a un banco. Y aquí se despide este que es de vosotros un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo.
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