Es imposible hacer una tortilla sin romper unos cuantos huevos y usando ese símil, es imposible limpiar una ciudad tan corrupta como Gotham sin romper tantos que sus dueños acaben hartándose de ti hasta el punto de usar a un animal rabioso al que esperan, aunque saben que no podrán, controlar. En torno a algo en principio tan simple gira una de las películas más serias y profundas en el mundillo de las adaptaciones de cómic, con permiso de Watchmen, y que no se queda en unas cuantas escenas con algo de chicha que solo sirven para dar paso a una acción desenfrenada y espectacular que busca únicamente entretenernos.
Nadie puede negar que Heath Ledger y su Joker tienen gran parte de culpa de la fama y la calidad de este film, con una creación que, al igual que la de Nicholson, logra transmitirnos esa locura cada segundo que aparece en pantalla. No obstante, sería injusto decir que solo él tiene ese mérito de haber hecho grande a esta cinta, porque Nolan consiguió que algunos personajes, como Gordon/Gary Oldman o Alfred/Michael Caine crecieran adquiriendo mucho más protagonismo y que Aaron Eckhart dejara a la altura del betún al Harvey Dent/Dos Caras de Tommy Lee jones. Si he de decir que se hace un poco extraño que no pudieran contar con Katie Holmes para el personaje femenino principal como en la anterior entrega; a pesar de que Maggie Gyllenhaal lo hace muy bien queda un poco cutre un cambio así en una producción de ese calibre.
Además de un gran trabajo de todo el reparto, incluido un Bale que aportó al personaje la humanidad de la que carecía, o que más bien se negaba a sí mismo el de Keaton, la historia, más cercana al cine negro en muchos momentos que a lo habitual en las adaptaciones de Marvel o DC, es la que convierte a la película y a su protagonista en mucho más de lo que la mayoría esperaba. Wayne/Batman se verá obligado a tomar muchas decisiones que le harán andar por la cuerda floja entre el respeto de las reglas establecidas donde ha intentado moverse o caer del lado del Joker, algo que parece lo único posible para poder detenerlo. En ese sentido me gustaría destacar toda la parte de los ferrys, que Nolan usa maravillosamente bien para plantear no solo a los personajes sino al espectador un dilema moral que, no olvidemos, es uno de los más grandes a los que se enfrentan en EEUU desde hace muchos años. Espero que me entendáis, porque prefiero no decir más de cara a quienes hayan podido no ver aun esta cinta.
Para terminar he de decir que los minutos finales, con las frases que se ponen en boca de Batman y de Gordon son de esas que a mi se me quedan grabadas porque están preñadas de significado y demuestran el sacrificio que a veces conlleva el hacer lo correcto. Otra cosa grande, enorme, de "El caballero oscuro" y del cine, es que, aunque Ledger se nos fue no mucho después y demasiado joven, siempre podremos disfrutarlo en ese papel que le dejó en la cúspide y que le valió un Oscar más que merecido.
Y no olvidéis que a veces, para que el héroe que es capaz de mover lo necesario en las personas prevalezca, otros han de retirarse aunque sean ellos quienes de verdad merecen el reconocimiento. Pero solo hasta que de nuevo le necesiten.
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