¡Ah el amor, qué hermoso sentimiento y cuánto lo hemos disfrutado en la gran pantalla desde los inicios del séptimo arte! Algo así debieron pensar mis compañeros de los Blogos de Oro que están cubriendo también el festival antes de ponerse a ver este documental. Que iban a disfrutar de un recorrido por lo más granado y reconocible del cine romántico que lo hay y mucho. La sinopsis que os dejo abajo también da lugar a pensar eso:
"La narración de una historia de amor a través de las miles de historias de amor que han poblado la gran pantalla a lo largo del siglo XX."
La cuestión es que bueno, cualquier parecido de la realidad con eso que acabáis de leer es pura coincidencia. Kim Longinotto es la directora de este experimento que ha salido tan mal como los primeros intentos de Frankenstein porque no se nos narra ninguna historia de amor; más bien veremos una sucesión de cortejos a medias, rechazos y la evolución de cómo se mostraba el amor en pantalla, partiendo de una ingenua primera época a momentos más apasionados según avanzamos en el tiempo. A eso añadidle que si tenéis suerte os sonará alguna escena porque a mi prácticamente nada y sé que he visto poco cine clásico pero no sé... el espectador medio no va a identificar casi nada y con esto se me confirma de nuevo que lo que se busca es hacer cine para festival y no para llegar al público de verdad.
Si la selección de imágenes y el montaje de las mismas es más que discutible, el remate llega con la nefasta selección de temas musicales a cargo de Richard Hawley, de la que solo se salva la primera canción, que vuelve a sonar cerca del final. Por lo demás transmite tanto romanticismo como el "chunda, chunda" de una discoteca, incluso algunas piezas parecen sacadas del repertorio de un DJ de tres al cuarto.
Me parece uno de los documentales más pretenciosos y desaprovechados del festival porque es evidente que está pensado para la crítica especializada y espectadores de esos a los que les gusta fardar de que solo ellos saben apreciar la enorme calidad de este cine en el que no solo no se nos cuenta nada de interés sobre lo que aparece en pantalla sino que encima nos ponen cortinillas o como se llamen que dan pena si los comparas con lo que muchos aficionados son capaces de hacer en youtube con, seguramente, los mismos programas de edición de vídeo. Si esperas un paseo por el cine que te enamoró y en el que la gente se enamora de verdad, huye insensato.
Nota: 2
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